—Bonito abrigo de piel, Caperucita —dijo el leñador, guiñándole el ojo a la joven niña.
Claro que eso fue antes de la siguiente luna llena.
—Bonito abrigo de piel, Caperucita —dijo el leñador, guiñándole el ojo a la joven niña.
Claro que eso fue antes de la siguiente luna llena.